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Abogados laborales consideran que la reforma para reducir la jornada laboral debe ser clara y de fácil implementación para las empresas.

La reforma constitucional para reducir la jornada laboral en México está nuevamente sobre la mesa de debate luego del compromiso asumido por la presidenta Claudia Sheinbaum, para muchos especialistas la pregunta no es si ocurrirá, sino cuándo y cómo.

 Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestran que la semana de 40 horas es común en economías desarrolladas en Europa y el norte de Asia; pero en América Latina aún predominan las jornadas laborales de 48 horas.

En el documento, “Ordenación del Tiempo de Trabajo en un Mundo en Transformación. Situación y perspectivas de la jornada laboral en América Latina”, se generan algunas consideraciones a raíz de experiencias internacionales, como:

  • La necesidad de incorporar algunas materias de organización de jornada negociada como elemento de adaptabilidad
  • Abrir un espacio de negociación sobre este tema a los actores sociales, especialmente en el marco de la negociación colectiva.

Reducción de jornada a la mexicana: ¿Qué debe considerar la reforma? 

Para Nadia González Elizondo, abogada laboral, la reducción de la jornada laboral “ya no es un tema de decir no, es de cómo sí y hacerlo y que sea una transición exitosa”, pero para que salga bien debe contener ciertos elementos.

La especialista refiere que la reforma debe tener, primero que nada, claridad. Y es que, indica, lo que se busca con la propuesta es reducir la jornada laboral, pero agregando un día de descanso a la semana; es decir, tener dos días libres por cada cinco de trabajo. 

“No es lo mismo decir que se reduce la duración de la jornada semanal de 48 a 40 horas a decir que se otorga un día más de descanso. Porque yo puedo seguir teniendo una jornada de 48 horas que puedo repartir en 5 o menos días, siempre y cuando se otorguen dos días de descanso semanal”, refiere la también consultora laboral.

Otro elemento que debería tener una reforma en esta materia es establecer cuáles serán los cambios a la Ley Federal del Trabajo (LFT), eso daría mayor claridad y certeza jurídica a los empresarios, a los sindicatos y a los trabajadores.

También, dice Nadia González Elizondo, debería establecerse qué pasará con los diferentes tipos de jornadas laborales que hoy existen en la LFT, es decir la diurna, la mixta y la nocturna.

“En el punto de la gradualidad, necesitamos tener la certeza de en cuánto tiempo se implementará y que les permita a los empleadores adaptarse al cambio, hacer sus previsiones, sus presupuestos, contratar más personal, capacitar a dicho personal, planear sus turnos. Entonces, eso es necesario”, dice la abogada especialista en derecho laboral.

Y finalmente, refiere, tendría que haber un programa de beneficios o exenciones fiscales, enfocadas a las micro pequeñas y medianas empresas que “van a batallar mucho”.

“Lo que queremos es fomentar la formalidad, transitar de la informalidad a la formalidad, pero si reducimos las jornadas y vamos a tener que trabajar tiempo extra, ¿cómo le van a hacer las mipymes para subsistir”, cuestiona la abogada.

Encontrar el punto medio para la implementación

Diego García Saucedo, socio director en García Velázquez Abogados, considera que la propuesta de reforma presentada en la legislatura anterior no tenía gradualidad, y el nuevo proyecto impulsado por Movimiento Ciudadano tiene tantos que es compleja, por lo que es necesario encontrar el punto medio para la implementación.

El abogado coincide en que una reforma para reducir la jornada laboral debe tener claridad y facilidad de implementación. Comenta que, por ejemplo, en la propuesta actual dice que, aunque va a surtir efectos a su publicación, no aparecerá aun en la Ley Federal de Trabajo, lo que genera dudas sobre en qué momento hay que cumplirla.

"Yo esperaría un buen trabajo legislativo, estas situaciones son confusas, son muy redundantes, generan demasiado trabajo”, advierte.

El abogado consideró que, al tener mayoría en el Congreso, las reformas que sean prioritarias para la presidenta Claudia Sheinbaum sí se aprobarán, por lo que las organizaciones deben comenzar a establecer planes para saber de qué manera pueden cumplir, independientemente de los puntos finos, como los tiempos.

Respecto al programa piloto que contempla la nueva propuesta, considera que debería echarse a andar antes de la discusión del proyecto para tener datos y alguna información que pueda servir al momento de implementar.

Sin embargo, las organizaciones se deben adelantar para que en su aplicación no pase como sucedió con la reforma a las vacaciones y también con la armonización de la Ley Federal del Trabajo para reconocer el 1 de octubre como día de descanso, que sucedió de un momento a otro.

 

 

 


 

FUENTE: El economista

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