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Hace 30 años, el lavado de dinero no era considerado un delito y pese al avance del marco legal, hay pendientes.

El panorama en la lucha contra el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo no es alentador, al menos para el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) contra el blanqueo de capitales, ya que según este organismo que emite las recomendaciones internacionales para combatir estos ilícitos, hay una brecha entre sus sugerencias, lo que aplican los gobiernos, lo que hacen las instituciones judiciales y lo que pone en marcha la iniciativa privada.

En el simposio Cambridge sobre crímenes financieros, David Lewis, secretario ejecutivo del GAFI, habló sobre la perspectiva de este organismo luego de haber superado la cuarta ronda de evaluaciones a una parte de los 39 países miembros de este grupo.

“No estamos logrando detener la marea del lavado de dinero…Hay un abismo entre lo que el GAFI recomienda, lo que hacen los gobiernos, lo que la policía es capaz de hacer, lo que hacen los reguladores y la implementación en el mundo real por parte de las empresas", apuntó Lewis.

Para el directivo del GAFI, si bien se ha tenido un avance respecto a hace 30 años, cuando el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo ni siquiera era contemplado como delito en la mayoría de los países, se necesita hacer más eficientes los recursos que se disponen en la lucha contra el blanqueo.

“Hace 30 años el lavado de dinero ni siquiera era un delito en la mayoría de los países...hoy, la mayoría de ellos no sólo criminaliza el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, sino que ha construido todo un marco legal y muchos están comenzando a comprender los riesgos que enfrentan, y a utilizar este marco para obtener resultados”, acotó Lewis.

En este contexto, el directivo del GAFI destacó que en muchos países la recuperación de activos al crimen tiene un porcentaje muy bajo y, además, el costo para prevenir estos ilícitos representa mucho dinero para las instituciones financieras, lo cual hace que muchos países prioricen el tema regulatorio a la efectividad de las medidas.

“El valor de los activos recuperados a menudo se sitúa en menos de 1% de las ganancias de los delitos, por lo que el contexto de esta discusión es un problema de billones de dólares que cuesta a los bancos cientos de miles de millones de dólares, lo que hace que los gobiernos se preocupan principalmente por la carga de la regulación”, explicó Lewis.

Panorama futuro

Para el directivo del GAFI, es necesario que los gobiernos y la iniciativa privada tengan una mayor colaboración con el fin de generar acciones efectivas que prevengan y combatan este crimen.

“Necesitamos un enfoque más unido entre las fuerzas del orden  y los bancos, necesitamos ver una mejor colaboración público-privada y estas asociaciones deberían de expandirse más allá de las fronteras y permitir una evaluación más dinámica del riesgo”, expresó.

Asimismo, el directivo apuntó como necesario un mejor uso de la tecnología para hacer más eficiente la lucha contra el lavado. “Necesitamos hacer un mejor uso de la tecnología para una acción más inteligente y efectiva”.

Por último, Lewis destacó que las instituciones financieras deben de tener más incentivos de colaborar con las autoridades para prevenir estos delitos y no sólo cumplir con el marco legal.

“Debemos de hacer un mejor trabajo porque combatir el lavado de dinero es importante… Al detener el lavado de dinero salvamos vidas, protegemos a las personas y a la sociedad”, puntualizó Lewis.

 

FUENTE: El Economista

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